La decisión de Marcelo Ebrard de renunciar a la Cancillería, y exigir que quienes aspiren a la candidatura presidencial de Morena en 2024 también lo hagan, tendrá un impacto directo en la Ciudad de México, no solamente en la administración de Claudia Sheinbaum.
Aunque en primera instancia la jefa de Gobierno había dicho que ella no dejaría su cargo si antes no aseguraba la candidatura de su partido, ayer matizó el tema y dijo que, si su partido lo ordena, tomaría la decisión de renunciar el próximo lunes.
Su declaración se dio después de que el propio Presidente declaró que él vería bien que los aspirantes renuncien a sus puestos —como lo ha pedido Ebrard—, a fin de promoverse libremente rumbo a la encuesta que su partido realizará en agosto para definir abanderado.
Si bien es cierto que habrá que esperar a que el domingo lo haga oficial el Consejo Político de Morena, todo mundo da por descontado que los consejeros coincidirán con la visión del tabasqueño, y pedirán a los aspirantes dejar sus puestos públicos.
Quien ya adelantó que lo hará es el senador Ricardo Monreal, y, aunque no tiene oportunidad de ganar, sí quiere posicionarse lo mejor posible en la encuesta, a fin de hacerse de uno de los premios de consolación, que no sería nada despreciable.
En el caso de Adán Augusto López, ya hasta circulan nombres de quienes podrían sustituirlo en la Secretaría de Gobernación, como el del gobernador de Sonora, Alfonso Durazo.
Donde el asunto luce enredado es en la Jefatura de Gobierno, a la que Claudia no puede renunciar, como dice. Lo que procede es solicitar licencia al Congreso de la Ciudad de México para separarse temporal o definitivamente.
Eso no sería problema, pues, incluso el líder panista en Donceles, Federico Döring, ya adelantó que su partido apoyaría gustoso la licencia para que Sheinbaum se vaya, pues dice que le ha fallado a la ciudad.
El gran tema es quién se quedaría al frente del gobierno capitalino, y las repercusiones que ese cambio tendría no sólo para los reacomodos al interior de la 4T, sino también para la propia ciudadanía en temas tan importantes como la seguridad pública, por ejemplo.
Porque quien asuma el cargo puede tomar decisiones que impacten directamente ese tema vital para los capitalinos. Es decir, puede utilizar a la Policía Preventiva de acuerdo con sus intereses, sin contar áreas como el transporte y los servicios públicos.
Uno de los que ha sonado como probable sustituto es el secretario de Gobierno, Martí Batres, a pesar de no tener el mejor ambiente no sólo con la oposición, sino también al interior del gabinete de Sheinbaum.
Alguien a quien Batres no le perdona el éxito que ha tenido en su encomienda, es precisamente al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar Hamid García Harfuch, que además sigue siendo mencionado como opción para la CDMX en 2024.
También se habla de la secretaria de Administración y Finanzas, Luz Elena González, como probable sustituta. Es todo un tema, porque la 4T tiene que blindar la capital, que luce vulnerable ante la oposición.
Parece que la decisión de Marcelo hizo chuza por todos lados.