Rebeca Marín
La Ciudad de México es una de las urbes más grandes del mundo y, como tal, enfrenta una serie de problemas ambientales y sociales; su crecimiento acelerado, reflejado en el cambio de uso de suelo y la demanda para satisfacer las necesidades básicas de su población han provocado la inequidad territorial, caracterizada por tener zonas de alta plusvalía que contrastan con zonas con problemas de pobreza y marginación; la pérdida de vegetación natural que ocasiona la erosión del suelo y laderas, disminución de la biodiversidad, falta de áreas verdes y aquellas existentes se encuentran fragmentadas y manejadas de manera deficiente.
Debido a ello, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum y la directora de Infraestructura Verde de la SEDEMA, Maritza Hernández, llevan a cabo acciones para resolver los problemas ambientales.
Además, de problemas como la mala calidad del aire por la emisión de contaminantes, el ineficiente manejo de residuos que aún se refleja en las malas prácticas de la población, la sobreexplotación de acuíferos y la disminución de áreas de infiltración para la recarga de los mismos, así como una red hidráulica y de drenaje ineficiente que pueden generar graves inundaciones.
Todo ello ha originado una disminución en los servicios ambientales y una mayor vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, como el aumento de islas de calor, períodos de sequía y lluvias torrenciales. Es por ello que la infraestructura verde se convierte en una herramienta fundamental para la ciudad, ya que puede contribuir a solucionar algunos de estos problemas.
Bajo este contexto, el Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría del Medio Ambiente, recientemente ha publicado un documento de planeación para crear una Red de Infraestructura Verde en la Ciudad de México.
El cual involucra a diferentes actores con el fin de contribuir a mejorar y solucionar los problemas sociales y ambientales que enfrenta la misma; en ella se incluye una agenda de proyectos que reconoce los problemas y necesidades de los espacios naturales y urbanos, y de la habitantes; con el fin de aplicar nuevas prácticas que mejoren las condiciones ambientales de la ciudad, reducir los efectos negativos del cambio climático y permita crear conciencia sobre la importancia del medio ambiente en el funcionamiento de esta.